miércoles, 13 de agosto de 2008

SOBRE LA MUERTE

EL REFRANERO DE LA MUERTE
Producción del Doctor Armando Arciniegas- Médico. Miembro Grupo de Biotanatología- Pereira.


El que por gusto muere, hasta la muerte sabe.
El que no tiene plata, la cama lo mata y si tiene mujer se acaba de joder
Al mal que no tiene cura hay que hacerle buena cara.
Aquí yace un español que estando bien quiso estar mejor.
Antes muerto que bombardeado (No humorístico).
Ánimas benditas que yo aparezca.
Aquí murió Sansón con todos los Filisteos.
Bienaventurados los mansos porque los capan parados.
Cuando el tobillo se hincha la sepultura relincha.
Con tal que se muera aunque se salve.
De baños y de cenas están las sepulturas llenas.
De cenas y magdalenas están las sepulturas llenas.
De hambre no se muere sino al que se le cierre el tragadero.
Del hogar el sombrero.
Muérase nosotros hacemos el resto.
Vida de cuarta categoría entierro de primera.
El baño por la mañana es oro, al medio día plata y por la noche, mata.
El muerto al hoyo y el vivo a la olla.
El que ama el peligro en él perece.
El que a cuchillo mata, a cuchillo muere.
El que ha de morir a oscuras aunque ande vendiendo velas.
El que fiaba se murió, mil saludes le dejó.
El que se mete de redentor muere crucificado.
El que es bobo al cielo no va. Lo friegan aquí y lo friegan allá.
El que come solo muere solo.
En casa del horcado no se mienta la soga.
Enfermo que come no se muere.
Es mejor que digan: Aquí corrió uno, que no, aquí murió uno.
El día del juicio por la tarde, después de los disfraces.
Enfriársele los miaos (Tener miedo mortal) .
Era más grande el muerto.
Es como tener madre, pero tenerla muerta.
Eso es otra vaca negra de otro color.
Estar pensando en la inmortalidad del cangrejo.
Estar con un pie en la tumba y otro en una cáscara de plátano.
Feliz el que muere hinchao porque muere sin arrugas.
Genio y figura hasta la sepultura.
Guerra avisada no mata soldado.
Hombres y mujeres juntos huelen a difuntos.
Lo que no mata engorda.
Los errores de los médicos se tapan con tierra.
Los médicos también se mueren.
Los duelos con pan son menos.
Lo vi con estos ojos que se han de comer la tierra.
Mala yerba no muere.
Matrimonio y mortaja del cielo baja.
Muerto el ahijado, acabao el compadrazgo.
Matar el pollo en la mano
Matar la gallina de los huevos de oro.
Matar dos pájaros de un solo tiro.
Mi compadre es muerto.
Mi Dios no se ha muerto.
Morírsele las lombrices a uno. (del miedo)
Nadie muere la víspera.
Nadie tiene la vida comprada.
Somos como muertos que caminan.
En la vida parecemos como muertos en vacaciones.
No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
No hay médico que lo cure ni enfermero que lo asista.
Ni el enfermo quiere ni hay que darle.
No decir ni pío-morir instantáneamente.
No tener donde caer muerto.
No tener un Cristo en qué morir.
Pa morir no hay afán.
Pa todo hay remedio menos pa la muerte.
Pasar a alguien al papayo (asesinarlo)
Por la verdá murió Cristo.
Qué es eso comparao con la eternidad?
Que sigan con el entierro.
Seguro mató a confianza.
Si de esta escapo y no muero, nunca más al gallinero.
Sacarse el entierro y quedarse viviendo con el espanto (casarse con la fea rica).
Sirva de algo mientras muere.
Si nos hemos de morir vámonos enfermando.
Si se ahoga que lo busquen río arriba
Todo enfermo come pa morirse.
Todo tiene remedio menos la muerte.
Pa qué tanto afán si vamos pal mismo hueco.
Toda novia es bonita y todo muerto es bueno.
Vamos a durar mucho muertos.
Aentro con la cruz, que el muerto hiede.
A cada XXX le llega su san Martín.
Muerto el perro acabada la chanda.
Olvídese de las penosas diligencias del funeral.
Ofrecemos la solución a su necesidad inmediata y futura.
Tome un plan exequias completo para que usted garantice tranquilidad.

Bibliografía.
Jaramillo Londoño, Agustín. “Testamento del Paisa”. Editorial Bedout, Medellín 1961. Páginas 359 a 429.


REFLEXIONES PROFANAS SOBRE LA MUERTE.

El abundante vocabulario en torno a la muerte y el morir se expresa en un lenguaje popular en todas sus manifestaciones. Así por ejemplo, tenemos el usado por Fernando Vallejo en la novela. La Virgen de los Sicarios.

“Enamorados con odio”……..Deseos de matar
“Me lo quiebro” = Lo mato.
“Para morir nacimos…”
“Hemos progresado mucho….” = del machete a la pólvora.
“Hacer muñeco..” = Matar.
“Se fue de cajón” = lo mataron.
“Todo en este mundo se acaba.”
“No me deja dormir este silencio fúnebre.”
“matar por una carcacha…” = Matar por nada.
“Se prohíbe arrojar cadáveres..”
“les van a dar el paseo..” = Matar.
“Balas rezadas para que el difunto no sufra…”
“Sentenciado por una culebra…” = lo matan por la deuda.
“Todos vamos para el mismo hueco. ¿ A qué tanta prisa?”
“La justicia de Satanás…” = amenaza.
“A que volviste? = a morir.
“Siete noches de silencio fúnebre…” = Ritos.
“nada está escrito para la eternidad.”
“Somos un espejismo de la nada.”
Cuánto llevo en el muerto?....= participar.
“Muerto el santo se acabó el milagro.”
“Borrar la computadora…” = tiro en la cabeza.
“ Lo mataron por bazofia…” = por existir.
“Ponen en la frente su cruz de ceniza.”
“Aquí nada hay más efímero que el muerto de ayer.”
“Nada somos parcerito.”
“El fierro, su tote…” = el revólver.
“A estos muertos les quedan los ojos abiertos sin ver.”
Lo tostaron para una fiesta de gallinazos.”
No hay ave más hermosa que el gallinazo y de más tradición.”
Lo curó del mal de la existencia que a tantos aqueja.”
“la matemática de la muerte…” = mientras más muertos, menos muertos.
“Esta lucha no deja heridos porque después se nos vuelven culebras sueltas.”
“En Colombia hay un extraño modo de figuración así sea como cadáver.”
“Se fue por el derrumbadero de la eternidad con sus balas en el occipital.”
“El ruido de las balas es la quemazón de las almas.”
Las tumbas viven llenas de eternidad y de gusanos.”
“Descansar del ajetreo de la vida…” = morirse.
“Era la posición correcta para la foto…” = muerto.
“caída libre rumbo a la eternidad…” = muerto.
“A todo le llega su día…” = mejor su suerte.
“El pleno derecho de existir sólo lo pueden tener los viejos.”


HUMOR FUNERARIO

Donde no hay humor en la muerte, es muy difícil encontrarlo durante la vida. Algunos ejemplos de dichos y exageraciones citados por Rafael Aleiza y Olga Velásquez en “ Así se habla en Pereira” nos muestran cómo el humor es una manera de entender la realidad fantaseada por la sorpresa, lo ridículo o ingenioso y recrearnos con nuevas imágenes pensadas de manera contrastada y a veces insólita.
Algunos ejemplos:

§ “más peligroso que médico con funeraria.”
§ “Tan perezoso que necesita tres (3) días para morirse de repente.”
§ “Más solo que entierro de pobre”


Más ordinario que….

§ “Ataúd con calcomanías”
§ “Un ataúd con pitos.”
§ “Un cementerio con registradora.”
§ “Un cementerio con culumpios.”
§ “pacheco animando un entierro.”
§ “Sala de velación con toro mecánico.”
§ “más eterno que suegra rica.”
§ “más desubicado que payaso en velorio.”
§ “A la vida siempre le falla algo… por eso están llenos los cementerios.”
§ “No tener donde caerse muerto.”
§ “No tiene más tierra que la que le echan en el cementerio.”
§ “Ni que hubiera matado un cura.”
§ “Matar y comer del muerto.”
§ “matar dos pájaros de una sola pedrada.”

Morirse:

§ “Colgar los guayos.”
§ “Estirar la pata.”
§ “Irse para el otro toldo.”
§ “Cargar con el muerto.”


Mentiras sobre la muerte:

§ “Me matas.”
§ “Me muero por ti.”
§ “Daría la vida.”
§ “Me muero de la risa.”
§ “El salto mortal.”
§ “Sin miedo a la muerte.”
§ “Te amo hasta la muerte.”
§ “Hasta que la muerte nos separe.”
§ “Hacerse el muerto.”
§ “El muerto al hoyo y el vivo al baile.”
§ “¿Qué dejó?= “Debo existir.”
§ “¿Quién es el muerto? “El que va entre el cajón”.
§ “¿Por qué murió?” “Porque existía”.




NEGACIÓN DE LA MUERTE

Recopilado por Eliana Bermúdez Cardona. Psicóloga. Miembro Grupo de Biotanatología - Pereira.


A pesar de todos los logros obtenidos desde 1950 la nuestra sigue siendo una cultura negadora de la muerte. Actualmente hay numerosas publicaciones escritas, foros, seminarios. Sin embargo el ciudadano común y corriente rehúye el tema de la muerte en sus conversaciones, talvez sólo la toca en chistes, refranes y dichos, por ejemplo: “me muero de la pena, me muero de la risa, me muero de la dicha, prefiero morirme que tener que volver a verlo, estoy muerto de miedo”. Frases del lenguaje diario que no llegan a interiorizarse por nuestra habitual actitud de evitar a toda costa la reflexión acerca de un evento de tanto peso emocional y cuya ocurrencia es la única certeza.

En especial la cultura occidental vive a espaldas de la muerte, la niega y la oculta. Es así como la negación se presenta bajo múltiples formas de relación con circunstancias biológicas, psicológicas, sociales, que rodean al ser humano cuando va a morir.
Según Cassem, cubre actos, palabras con que una persona intenta evitar la realidad. Al parecer a mayor tecnología mayor negación de la muerte. Por otra parte, se relaciona este fenómeno con el miedo y la ansiedad, que muchas veces se dan a nivel inconsciente y escondido.
El mismo autor, afirma que la negación cambia o se paraliza de acuerdo con las personas a las que el paciente o el individuo se dirige.
De otor lado, la negación como mecanismo de defensa ha sido utilizado en enfermos del corazón, cancerosos y en condenados a muerte.

Weissman afirma que la negación es el paso final de un proceso. En el caso de enfermedades de tipo terminal, la persona antes de reconocer la gravedad del evento, pasa por cuatro fases sucesivas:

Aceptación de una realidad obvia e innegable (un dolor específico)
Rechazo de una parte del significado de la realidad (no puede ser grave)
Sustitución por una verdad o versión más agradable
Adaptación del sujeto de acuerdo con la nueva significación (Tomaré algo)

De tal manera que se niegan tres aspectos:

Síntomas primarios de la enfermedad
Las implicaciones, pero se acepta el proceso
Acepta diagnóstico y consecuencias pero no admite que de allí viene la muerte.

Según Elizabeth Kübler-Ross ésta es la etapa más difícil de superar en los moribundos.
Para algunos pacientes enfermos la negación es un vaticinio favorable de supervivencia. Sin embargo también puede ser un obstáculo cuando imposibilita una vida psicológica normal en los últimos momentos.

No es raro afirmar que nuestra sociedad actual presenta desocialización de la muerte, es decir, hay falta de solidaridad, existe abandono respecto a los moribundos, difuntos y sobrevivientes. Hay mucha renuencia a velorios, a ceremonias que recuerdan tanto dolor, pareciera ser que ya nadie se apersona del arreglo de muerto, para esto hay organizaciones especializadas.

Hay formas de burocratizar y silenciar la muerte:

La muerte ya no es un evento social
Se muere solo y sin preparación
Se procura que sea un acto rápido sin que muchos participen o conozcan el hecho.
Se oculta, se evitan testigos, como si la muerte no existiera.
Se reprocha al paciente el dolor, los gritos, sus quejas mientras cierra sus ojos.
Al parecer es ideal la muerte del que finge que no va a morir.
Se oculta la verdad a quien se halla a punto de morir.
En caso de enfermedad, quien padece algo, se convierte en el ocupante inoportuno de un lecho.

El ser humano normalmente siente temor a la muerte. Además reprime la expresión a ese miedo, dada la ansiedad que produce pensar, reflexionar o cuestionarse al respecto.
La muerte influye poderosamente en la conducta humana, suscita emociones, sentimientos, actitudes, temores, ansiedad. Según el romano Lucrecia se teme a la muerte porque no se sabe lo que es. En nuestra realidad, hay personas con Tanatofobia, sólo hablar de muerte les aterroriza, el miedo a la muerte se atribuye a la amenaza de la propia extinción.
Frente al miedo a la muerte se tienen dos argumentos:
Un significado saludable: reacciones ante la muerte aprendidas, el miedo a la muerte no es natural, se adquiere ante todo para preservar la vida.
Significado morboso: ante el miedo a la muerte nadie es inmune, es parte de la condición humana. Un miedo universal de pueblos y culturales (Elizabeth Kübler-Ross)

También se afirma que el miedo o ansiedad ante la muerte viene dado por la personalidad del sujeto, su experiencia personal. Si se habla desde la variable género, los varones tienden a ser más racionales y las mujeres más emocionales al respecto. A pesar de la negación en el mundo occidental, hay sectas y grupos sociales que viven fascinados por este suceso.
Como lo afirma Novoa Santos en su libro “El instinto de la muerte”, sí existe gente que parte de la vida sin protestas, sin disgustar, tribus que marchan tranquilos y sonrientes.


Existen tres miedos básicos: a la muerte en sí, a lo que sucede después y a los muertos. Por su parte el Doctor Hoelter, afirma que existen ocho (8) dimensiones de este miedo, a saber:

Miedo al proceso orgánico
Ante el concreto acto de morir y a la situación previa. Significa la interrupción de metas, por muerte dolorosa, por soledad, desesperación, vacío.
Miedo a los muertos
Tanto a personas como a animales. A que vuelvan, al contagio.
Miedo a ser destrozado
Destrucción del cuerpo después de la muerte, destrucción de la propia identidad.
Miedo a lo que la propia muerte suponga para los otros.
Preocupación sobre el impacto en otros. A ser olvidado por la familia.
Miedo a lo desconocido
No saber cómo es el trance o la sensación en ese momento. Angustia ante lo que no se ha vivido.
Miedo a la conciencia de muerte
A lo inmediato que hay y no hay tras la muerte. Posible castigo del más allá.
Miedo al cuerpo después de muerto
Comido por gusanos, materia desagradable, podredumbre.
Miedo a la muerte prematura
No alcanzar a cumplir metas y propósitos.


Poder asumir la muerte, pensarla, pasarla a nuestra conciencia amplia, al horizonte vital, le da sentido y significado al quehacer diario y le otorga un más allá, una trascendencia, nos permitirá hacernos cargo de nuestra propia muerte.

Cuando crees que ya no puedes más
Siempre aparece (como salida de la nada)
Una lucecita
Esta lucecita
Renovará tus fuerzas
Y te dará la energía
Para dar un paso más.
Elizabeth Kübler-Ross (la Rueda de la Vida)



Bibliografía

§ Fonnegra de Jaramillo, Issa. “De cara a la Muerte”. Intermedio Editores Santafé de Bogotá 1999.
§ Louis-Vincent, Thomás. “La muerte”. Ediciones Paidós. 1991
§ Ramos Francisco, Sánchez Caro José, Sánchez Caro Jesús. “La muerte: realidad y misterio”. Aula abierta. Salvat Editores. 1986.
§ Revista de psicología práctica. Fascículo 19. Dolor y muerte, psicología del enfermo terminal.





LA MEDICINA Y LA MUERTE

LA MEDICINA Y LA MUERTE
Doctor Armando Arciniegas. Grupo de Biotanatología.


En las culturas arcaicas la muerte era considerada un mal ocasionado por los hechizos de los enemigos, los espíritus de los muertos y los demonios de la noche.
Los brujos y los chamanes debían identificar de dónde provenía la intención de matar.

La confrontación se daba entre chamanes o brujos que luchaban entre sí. Existen testimonios de trajes rituales y máscaras, bastones de mando bebidas y pócimas relacionadas con el ejercicio chamànico en múltiples culturas antiguas.

La muerte fue entendida por la medicina Griega como un hecho natural, por lo tanto la medicina no debía luchar contra ella porque tomaba parte del ciclo biológico.

Para los médicos romanos, la muerte no sólo era un hecho natural que la medicina no tenía que combatir, sino incluso un estado deseable y mucho más atractivo que la propia vida. Para la medicina Romana la muerte era una amiga.

En la medicina medieval la muerte se consideró como un castigo divino, los médicos no tenían nada que decir o hacer ante los designios divinos.
Si la vida era sagrada, por ser regalo divino ante los ojos de Dios, la muerte era justa por el pecado original.

La agonía y la muerte eran asuntos de los sacerdotes, los médicos no tenían nada que hacer ante el final de la vida. En la medicina medieval, la muerte es un castigo divino, ineludible y justo.

En el siglo XV vuelve a tener su carácter natural, se torna autónoma en relación con Dios y con el Demonio.
En la época de las pestes aparece el médico en los territorios de la muerte, tratando de ayudar y participaba en la Danza Macabra de los cementerios. Había dos territorios definidos: el del sacerdote que se encargaba de dar la extremaunción y ayuda al tránsito espiritual y el médico que actuaba sobre el cuerpo, calmando el dolor, bajando la fiebre y el sufrimiento con el landano.

En los siglos XVII y XVIII la muerte se aleja casi por completo del ámbito religioso, queda la agonía a cargo del médico. Bacon, decía que el médico debía prolongar la vida del enfermo.

Con los descubrimientos científicos, la desaparición de la peste, el descubrimiento de la vacuna, la cirugía, nace en el ámbito médico el deseo de luchar contra la muerte y prolongar la vida de los hombres.
Los médicos consideran la muerte como enemiga y comienzan a luchar contra ella.
En el siglo XVIII la muerte comienza a ser medicalizada. Francisco Xave... Bideat, en sus reflexiones sobre la vida y la muerte, escribe: “ La vida es el conjunto de funciones que resisten a la muerte”. Hay una lucha abierta de la ciencia contra las fuerzas de la muerte.
Las fuerzas de la vida se ofrecen a través del médico contra las fuerzas de la muerte.



En el siglo XIX el modelo social de la muerte, es la muerte Burguesa, la muerte natural, la que ocurre en la vejez extrema no ocasionada por enfermedades accidentales. El dinero compra tiempo de vida. Aunque se reconoce que la muerte es un hecho inevitable, se mantiene la esperanza de prolongar la vida mediante los adelantos médicos.

En el siglo XX se piensa que la medicina puede vencer el poder de la muerte. Con la unidad de cuidado intensivo, se vence la muerte natural prolongando la vida de la manera caprichosa y prolongada casi indefinida, borrando a veces los límites entre la vida y la muerte.
Lo contrario de la vida es la “NO vida”, se vence la muerte natural pero a veces se pierden los signos de la vida. Aparece el problema del diagnóstico científico de la muerte, no sabemos si dejó de existir o continua vivo.
Surgen los protocolos de las unidades de cuidado intensivo: I II III IV.

Con la aparición de las máquinas y el computador ya no existe la muerte natural y se considera que la muerte ocurre por error. Nace el sentimiento de culpa de los médicos, porque al negarse la posibilidad de muerte natural, aparece la falla debido al profesional, al procedimiento, la oportunidad, la selección de los medicamentos. Se pone a prueba la ciencia médica, fallan los médicos pero no la medicina que es infalible. La muerte es considerada como una variedad de enfermedad que algún día será curada.
La muerte no se considera como un hecho natural sino como un accidente de la vida. Las máquinas se apropian de la posibilidad de la inmortalidad de la vida humana. En Estados Unidos se ha formado una comisión para la abolición de la muerte. En Francia funciona desde 1976 una sociedad inmortalista: transplantes, criogénesis, terapia génica, se ........ para exportar la muerte natural.
Quedaría como causa de la muerte los accidentes “ la muerte es una imposición a la especie humana que no se resulta ya inaceptable.
Hay que expulsar la muerte como un malhechor (Alan Harrington, la inmortalidad).

La muerte es vista como un....... de la vida. En la criogenización el dinero puede vencer la muerte.


Curva de la Aflicción en las Costumbres de duelo:

En el siglo XVIII se considera como una respuesta emocional espontánea y fuerte, triste tanto en hombres como en mujeres.
Llanto abundante frente al muerto.
Presencia de ataques histeriformes.
Desmayos en cadena
Arañazos autoinflingidos por los dolientes.
Amenaza de suicidios.
Gritos desenfrenados en forma episódica.
Estrechos abrazos entre familiares y relacionados.
Todos vestidos de negro alrededor del féretro par el retrato.
Aullidos ininteligibles cuando llegaba alguien del lugar de velación.

Durante el siglo XIV – XVIII:

Frente al muerto aparecen las plañideras profesionales pagadas, contratadas para llorar en los entierros.
Vestir niños y mendigos como acompañantes
Llevar retardados mentales con prendas de color negro.
Se proporcionaba comida y dinero.

En el siglo XIX se recupera la espontaneidad del duelo y se acentúan las expresiones de aflicción por parte de los deudos. Era bien visto que la viuda y los hijos se desmayaran, tuvieran ataques convulsivos bien impresionantes y gritaran durante horas o días enteros en actitud plañidera y con impresiones a la divinidad… “Por qué te lo llevaste” “hubiera preferido que fuera yo la muerta”.
Era mandatorio vestirse de negro hasta el sombrero y cubrirse con velo en la cara que iría descubriendo se poco a poco inclusive durante años.

Algunos deudos muy impactados se retiraban a conventos de orden monástica o a vivir en completa soledad.

En el siglo XX se intenta anestesiar las expresiones intensas que producen la muerte de un ser amado. Se trata de alejar a la gente de la realidad de la muerte.

El duelo es rechazado por la sociedad tecnológica. Se exige que los deudos rechacen la aflicción. Es mal visto el llanto y los alaridos de otras épocas. El luto tiende a desaparecer.
La vida debe continuar como si no hubiera pasado nada. Todavía se ven estas manifestaciones entre campesinos, gente desplazada o desprotegidos de la fortuna.
Se suministran pastas para evitar el llanto y las expresiones de aflicción entre los parientes más cercanos.

Se cambian los temas de conversación eliminando los relacionados con el muerto.
La gente muere en el hospital o en los gerontocomios e inmediatamente se lleva al crematorio para desaparecer el cadáver que de inmediato sale de la circulación. Si hubiere velación, se hace fuera de casa, en lugares apropiados con numerosas salas de velación simultánea y numeradas para orientar a los deudos y evitar lamentables confusiones que podrían conducir a llorar equivocadamente otro cadáver.

La simultaneidad de varios muertos da la sensación de un ambiente neutral e irreal tranquilizante poco propicio para l aplicación primitiva.
La conversación en los velorios se orienta a los temas sexuales, políticos o familiares con escasa referencia al muerto. Se ha reducido apreciablemente el tiempo de los rituales y se privilegia la hora del mediodía para no faltar a al oficina a sus actividades habituales.

Dentro de la mecanización de la muerte se venden féretros de apertura automática desde adentro, equipo de sonido incorporado, televisor portátil, teléfono inalámbrico, tapizado y acolchonado a gusto del propietario yaciente, con las comodidades suficientes en caso de entierros prematuros de tan frecuente ocurrencia en otros tiempos.

Los cementerios tradicionales llenos de lápidas, de cruces y de viudas llorosas con olor a agapantos y gladiolos, han sido cambiados por parques cementerios a las afueras de la ciudad, donde se respira una tranquilidad con visos de lo eterno, en donde en fechas especiales serán poblados de mariachis interpretando las canciones que más le llegaban al corazón del muerto.

Con el ánimo de desconocer la muerte, se esconden los moribundos en los hospitales, se maquillan los muertos y se queman precipitadamente los despojos.

Los disfraces funerarios:

Del muerto.
De los deudos.
De los acompañantes.

Algunos consideran que el evento mortuorio es la oportunidad de vestir al muerto con sus mejores galas. Se trata entonces de un lucimiento general del muerto. Vestido negro apropiado para la ocasión, de manera como Everfit o Hernando de color serio, camisa de cuello duro, con mancornas, corbata apropiada, zapatos nuevos o de poco uso. En otros casos se usan los sudarios de tipo moncal, de diversos colores y generalmente de hábito talar usados por Franciscanos o Dominicos, Carmelitanos, según la orden de mayor aprecio entre familiares y allegados.

También puede utilizarse sábanas que cubren todo el cuerpo y dejan ver la cara del muerto tan importante para la identificación del muerto entre amigos y relacionados. Se puede complementar el hábito con reliquias, amuletos y monedas tan necesarios para el viaje al más allá.

La cara puede ir maquillada por expertos que logran darle una apariencia al rostro. Para aparecer como si estuviera vivo. Con una cierta enigmática sonrisa, labios vaselinizados que muestran una naturalidad y frescura como si estuviera arreglado para una fiesta de gala. El rubor de las mejillas hace desaparecer la lividez cadavérica. Las cejas debidamente arregladas dando la sensación de preocupación o lejanía. Las pestañas largas o encrespadas con los ojos cerrados aparentando un sueño profundo y tranquilo.

Entre familiares y amigos se impone el toque de la moda vigente, vestidos de diferentes gamas de colores a partir del negro, con los cortes más recientes de la última pasarela de Arman o Versace.

Los maquillajes van de los más discretos dando un tono natural a las extravagantes sombras negras, moradas o cafés que pareciera que se alistan para una fiesta de disfraces. Igual suerte corren labios, cejas y pestañas


Siglo XX

Se intenta anestesiar las expresiones intensas que produce la muerte de un ser amado. Se trata de alejar a la gente de la realidad de la muerte.
El duelo es rechazado por la sociedad tecnológica.
Se exige que los deudos rechacen la aflicción.
Es mal visto el llanto y los alaridos de otras épocas.
El luto tiende a desaparecer.
La vida continua como si no hubiera pasado nada. Todavía se ven estas manifestaciones entre campesinos, gente desplazada o desprotegidos de la fortuna.
Se suministran pastas o medicamentos para evitar el llanto y las expresiones de aflicción entre los parientes más cercanos.
Se cambian los temas de la conversación eliminando los relacionados con el muerto.
La gente muere en el hospital o en los gerontocomios e inmediatamente se lleva al crematorio para desaparecer el cadáver que de inmediato sale de la circulación.
Si hubiera velación, se hace fuera de casa, en lugares apropiados con numerosas salas de velación, simultáneamente y numeradas para orientara a los deudos y evitar lamentables confusiones que podrían conducir a llorar equivocadamente otro cadáver.
La simultaneidad de varios muertos, da la sensación de un ambiente neutral e irreal, tranquilizante poco propicio para la aflicción primitiva.
La conversación en los velorios se orienta a los temas sexuales, políticos o familiares, con escasa referencia al muerto. Se ha reducido apreciablemente el tiempo de los rituales y se privilegia la hora del mediodía para no faltar a la oficina a las actividades habituales.


martes, 12 de agosto de 2008

RECOPILACIÓN


LA VIDA Y LA MUERTE.
Por: Eliana Bermúdez Cardona –Psicóloga- Miembro del grupo de Biotanatología- Pereira.

De acuerdo con Sigmund Freud, el ser humano se halla debatiéndose entre dos fuertes instintos, EROS el de la vida y Tánatos el de muerte, que avecina a las personas a su inevitable extinción. De hecho, estamos siempre buscando las formas de evitar esta realidad, dándole a la vida una forma casi idealizada. A medida que ésta pasa, el ser humano busca afanosamente cómo dejar huella, en otras palabras, cómo ser de alguna manera inmortal, esto no se circunscribe a una delimitada población talvez más afortunada por su educación tan calificada (escritores, inventores, científicos, investigadores, entre otros), es algo que acompaña de manera universal hasta al ser más sencillo. De alguna manera el hombre se sitúa ante la muerte de forma perpleja, no logra o más bien no desea entender la impostergable finitud de su existencia. Es el único viviente que tiene conciencia de su muerte futura y esto afecta y transforma su vida. Jamás el hombre ha aceptado globalmente como individuo o como grupo, que la muerte sea algo natural y lógico. En medio de sus ritos religiosos busca un sentido a la turbadora e inaceptable evidencia de la muerte.

La reflexión sobre la vida y la muerte suele ser algo que nuestra sociedad tiene olvidado por completo. Ante dos asuntos tan importantes y complejos, sus integrantes suelen guardar un cierto matiz de indiferencia disfrazado de productividad, competitividad y confort. Sólo cuando alguno de estos propósitos no se alcanzan y el ser humano sufre la adversidad, se sume en una profunda meditación que pueda darle sentido o más bien resignificar su existencia.

Es necesario que nos detengamos a recopilar muchas de las definiciones que podemos encontrar acerca de la muerte.
Desde la antigüedad la muerte ha sido una pregunta vital, Sócrates por ejemplo, afirmaba que aquellos que filosofan en el recto sentido de la palabra, se ejercitan en morir, son los hombres a los que resulta menos temeroso estar muertos. Epicuro decía que cuando la muerte viene somos nosotros los que dejamos de existir.

En general en la filosofía griega, la muerte no es más que la liberación lograda por el espíritu de los vínculos limitados de la materia. En la muerte el hombre no pierde nada, no tiene rupturas, sino que recupera su ser puro, libre de la contaminación del espacio y del tiempo.

Con la influencia del Cristianismo la muerte cambia de visión, se concibe como la separación cuerpo – mente. Así es destrucción del hombre real y es auténtico desgarre de la persona. Se arrebata al hombre lo que más ama: la vida y el ser.

Simeon, habla del nacimiento como el paso lógico del acto ala conciencia y al tiempo, mientras que la muerte es el paso del tiempo y de la conciencia al acto. Ambos son dos maneras de pensar no de ser.

Bon sugiere que la muerte es la separación del alma y del cuerpo.

En el Marxismo, la muerte coincide con la detención de la actividad vital del organismo, con la destrucción del individuo como sistema viviente y autónomo.

Hacia el siglo XIX morir es para el hombre un puro acto biológico. El temor a la muerte es gratuito, pues ella es un ser fantasmagórico que sólo se es cuando no se es y no es cuando se es.

Max Scheler comenta que no se quiere saber acerca de la propia inmortalidad, porque no se desea saber de la propia muerte. La gente no quiere enfrentarse con su muerte, el tener ha reprimido la conciencia de la misma.

Ruiz de la Peña, afirma que la muerte es necesaria por vía de hecho y parece imposible por vía de la razón pues conduce a lo absurdo.

Thomas Louis-Vincent la plantea como un hecho real llamada por muchos gran segadora, defunción, fallecimiento, deceso, óbito, evento que afecta a todo el que tiene una dimensión temporal. Por otra parte afirma que el acto de morir concierne al sobreviviente, quien muere se lleva afectos del otro, deja sabiduría.

Issa Fonnegra de Jaramillo, comenta que en nuestra cultura, la gente prefiere no hablar de la muerte, de forma tácita la ha aceptado como parte de la vida, sin embargo con ella convivimos de manera permanente, vemos televisión, vamos a cine y la encontramos en la pantalla y qué decir cuando siempre la tenemos en la cotidianidad. Es tan fría la visión que se termina haciendo una resignación hacia la posibilidad que un día puede entrar por nuestra puerta cualquier factor que nos arrebate la vida e incluso la cuota de violencia que nos corresponde en un país con tantas dificultades. El acto de morir seguirá siendo un misterio, para algunos significa terminarlo todo, para otros es una forma de iniciar un nuevo trayecto.

Por otra parte Elizabeth Kübler-Ross (1997) afirma que la muerte es sólo un paso hacia la forma de vida en otra frecuencia. Se trata del abandono del cuerpo físico, un paso a un nuevo estado de conciencia en el que se obtiene paz y calma.
Considera que tal parece que no existe nada que nos enseñe a afrontar la experiencia devastadora de la muerte, a la gente no le gusta hablar de ella, sólo la mencionan cuando ya no hay remedio, cuando no se puede evitar. La muerte es una realidad, lo único en lo que todos somos iguales. Enfrentar la muerte contribuye a reducir los temores asociados a las cavilaciones acerca de la mortalidad propia, permite asumir la vida desde el punto de vista más positivo posible.
La misma médica concibe la muerte como una de las más grandiosas experiencias de la vida. Si se vive bien cada día, entonces no hay nada que temer. Talvez el principal obstáculo que nos impide comprender la muerte es que nuestro inconsciente es incapaz de aceptar que nuestra existencia deba terminar. Si no se tiene una buena vida, incluso en los momentos finales, entonces no se puede tener una buena muerte. Es curioso como para los médicos, la muerte significa un fracaso, una vieja conocida que cada vez es más desconocida. Según ella mientras vivamos, la única finalidad en la vida es crecer espiritualmente, la última lección es aprender a amar y a ser amados incondicionalmente.

Anthony de Mello, habla de la muerte no como una tragedia, sino como algo maravilloso, horrible sólo para aquellos que no comprendieron la vida. Sostiene que cuando se le tiene miedo a la muerte, se le tiene miedo a la vida. Afirma entonces que el ser humano está en una trampa en la que no logra renunciar al pasado, si la persona muere al pasado, cada minuto, sería alguien cada vez más vivo o plenamente vivo. Debe comprender que siempre se anda muriendo a algo.


Como lo plantean Ramos y Sánchez (1986) muchos hombres no han dejado de reflexionar sobre la muerte, sus causas, origen, significación, modalidades y consecuencias. Es un tema profundamente humano, es el rasgo más cultural del hombre pues significa una ruptura absoluta entre su mundo y el del animal.
La muerte entonces, es lo opuesto a la vida como lo retoma de Sartre, una cancelación de lo que se puede ser, lo cual está fuera de las propias posibilidades.
Por la negación que acompaña al hombre, procura hablar poco de la muerte, la percibe como el obstáculo supremo, la negadora de todos los esfuerzos. Aún sigue siendo un tabú ante el cual el hombre experimenta un sentimiento inevitable y difícil de calificar: pudor, miedo, angustia, curiosidad, desolación, serenidad, esperanza.
A la muerte se le ha dado diversos enfoques, biológico, psicológico, filosófico, etnológico, y hasta antropológico.

De igual manera, el Doctor Hugo Dopaso (1994) considera que la muerte es una puerta, sin duda la crisis más dura por la que pueda pasar una persona. Las muertes cambian el libreto de la vida sin previo aviso.

De manera interesante Pepe Rodríguez en su Libro “Morir es Nada” (2003) plantea que nada es tan democrático como la muerte. Parece ser que morirse antes de tiempo se relaciona con el fracaso definitivo. Considera que la muerte deambula por todas partes, el sentido de la muerte se ve afectado por los medios de comunicación, los propios dibujos animados (infantiles). Curiosamente con el paso del tiempo la muerte se ha transformado en algo banal, vacío y de un significado psicosocial cargado de violencia inusitada, cada vez más ajena a uno mismo. Los medios de comunicación ofrecen un sentido patético respecto a la muerte, favorecen la adquisición de un significado profundamente deformado y pobre del hecho de morir, conducen a una actitud de indiferencia y frialdad ante la vida, incrementa la incomunicación, el fracaso, la violencia, el vandalismo juvenil, las agresiones, apatía y conductas adictivas, todas, cargadas de una u otra forma de muerte.
En las sociedades industrializadas se rechazan radicalmente los hechos de morir y envejecer, se conceptualiza la muerte como algo disonante, incoherente, absurdo, como un error inadmisible, fuera de lugar que debe remediarse prontamente.
Vida y muerte son dos caras inseparables de la misma moneda. No se está acostumbrado a ver el deterioro lentamente, la extinción, aparece como algo antinatural. Este mundo artificial evita que se acepte el declive y la extinción. Por otro lado, parece ser que el enfermo y el muerto son un estorbo, personajes que llevan consigo el fracaso y un cúmulo de trámites legales bastante dispendioso.
Según este autor, la muerte es consecuencia de nuestra propia fragilidad, de la incapacidad para reaccionar desde las creencias médicas, se cree que se muere por poca tecnología biomédica. Cada vez que una persona se sitúa ante la realidad del envejecimiento o de una enfermedad terminal conlleva a comienza a caminar hacia la marginación social, hacia dejar de ser, de estar o de significar.
Como lo dice el autor, resulta ser una necesidad acuciante vivir y percibir de otra manera para poder afrontar el hecho de la muerte con serenidad y dignidad en medio de una sociedad que le teme, le distorsiona y le niega.


Luego de hacer reconocimiento de muchas de las maneras de concebir la muerte a partir del pensamiento de médicos, filósofos, es importante contextualizar el sentido que representa la muerte en nuestra cultura, de esta forma, se puede decir que el hombre occidental está negado a la muerte, simplemente afirma que muere, pero no lo significa como un ser mortal. Tiene una tendencia a idealizar la juventud como un bien supremo y olvida que la muerte tiene una relación directa con la vida, hay real continuidad entre el estilo de vida y la actitud ante la muerte, de tal manera que es imperante que se piense en ella. La muerte a nivel occidental es vivida por un pequeño grupo de personas: los hospitalizados, quienes están conectados a aparatos, pero las personas que se hallan en buenas condiciones buscan más bien ocuparse de otras reflexiones.

Se han encerrado muchos saberes y conocimientos alrededor de la TANATOLOGÍA o ciencia de la muerte y manifestaciones del morir, tratada inicialmente por el Ruso Elie Metchnikoff en 1901 (siglo XX). Esta palabra viene de Thanatos, dios griego de la muerte, hijo de la noche y de hipnos.
Antiguamente se dedicaba a los cadáveres (hace 30 años aproximadamente) la nueva Tanatología ve más allá de “curar” tiende más a cuidar, se trata de disminuir el sufrimiento y mejorar la calidad de vida, ayudar a preparar para la muerte, aprender de esta experiencia trascendente y reconciliarse con la vida.
El cuidado es dirigido también a la familia, sus duelos, la reestructuración que sufre ante la pérdida. Requiere encuentros interdisciplinarios, médicos, enfermeros, psicólogos, asistencia social, asesoría espiritual y ética. A nivel emocional, pretende aportar compañía, cercanía en las relaciones, productividad en el paciente, poner en orden su vida (cosas, pertenencias, expresión de sentimientos, guiar hacia la esperanza), apoyar frente ala presentación de ansiedad. A nivel espiritual, trabaja sobre el sentido de la vida, la muerte, la enfermedad, el dolor, alienta hacia la espiritualidad, procura la asistencia religiosa.

La tanatología al ocuparse del estudio de la muerte, debe generar procesos de corte interdisciplinario, tomando el punto de vista de disciplinas o ciencias como:

La Biología: Se relaciona la materia muerta (difunto) con el afecto. Se maneja el concepto de cadáver, la materia muerta con algo que no represente apego.


La mitología: Dios la muerte y del sueño, tánatos e hipnos. La muerte es un sueño eterno.


La sociología: las diferencias culturales frente a la muerte. Cada cultura busca la forma ideal de morir: rápida, instantánea, sin sufrimiento, tener conciencia lúcida y sentir la llegada de la muerte.


La Filosofía: Según el existencialismo la vida sólo tiene sentido a causa de su mortalidad. La existencia auténtica es aquella que tiene como una vivencia anticipada de la muerte, de forma reflexiva.


La Teología: Todas las religiones buscan respuesta a qué es la muerte y cuál es su sentido. Casi todas apuntan al paso a un mundo superior, permanente y temporal donde nos purificamos.




Anteriormente se registraron planteamientos acerca de la muerte. Ahora es necesario considerar qué tipos de muerte pueden acompañar a los seres humanos:


Muerte Clínica Se entiende como la ausencia de actividad cerebral en el ser humano, o la desaparición de la aptitud para la vida: reflejos, conciencia, actividad cardiaca, respiratoria.


Biológica Se evidencian signos puntuales como: enfriamiento del cuerpo, rigidez, lividez, putrefacción, mineralización. Estado cadavérico.


Psíquica Se presenta cuando la persona sufre de trastornos mentales que lo desconectan de la realidad.


Social Se da por reclusión, jubilación, estar internado en un asilo, o la que sufre el ser humano que deambula en la calle víctima de sus conductas adictivas.


Espiritual Cuando el alma del ser humano está en pecado o se halla en un estado vegetativo permanente.


Jurídica Cuando por condiciones limitantes a nivel del juicio y del pensamiento, el ser humano no se considera habilitado para transacciones bancarias, procesos de tipo civil, entre otros.








“Amar la vida y no amar la muerte significa no amar realmente la vida.”


UN CUENTO PARA PENSAR.....


LA ABUELITA DE ARRIBA Y LA ABUELITA DE ABAJO
(Tomie dePaola. Grupo Editorial Norma. Colombia. 2003)

Cuando Tomás era pequeño, tenía una abuela y una bisabuela a quienes quería mucho.
Tomás iba a visitarlas con sus padres todos los domingos. La abuela pasaba mucho tiempo en la cocina, en el primer piso. Pero la bisabuela, que tenía noventa años, estaba siempre metida en su cama, en el segundo piso. Por eso, Tomás las llamaba la abuelita de abajo y la abuelita de arriba.
Casi todos los domingos, Tomás entraba corriendo en la casa, saludaba a su abuelo Tom y a la abuela de abajo y después corría escaleras arriba, a la habitación de la abuela de arriba.
-¿Quieres dulces?- le preguntaba la abuela de arriba cuando lo veía entrar. Y él abría el costurero que había sobre la cómoda y sacaba unas pastillas de menta.
Una vez la abuela de abajo vino y ayudó a la de arriba a sentarse en el sillón y luego la ató al espaldar para que no se cayera. – Y ¿por qué se va caer la abuelita de arriba? – preguntó Tomás. –Porque tiene noventa y cuatro años- contestó la abuelita de abajo. Yo tengo cuatro años y también quiero que me aten a la silla -dijo Tomás.

Desde entonces, todos los domingos, después de que Tomás sacaba las pastillas de menta, la abuela de abajo subía por la escaleras de atrás y ataba a la abuela de arriba y a Tomás a sus sillas. Así podían charlar y comer pastillas de menta sin preocuparse.
Fue la abuela de arriba la que le contó a Tomás de los duendes. –Ten cuidado con el que usa sombrero rojo con una pluma. Ese juega con fósforos. –Le advirtió. –Tendré cuidado-Dijo Tomás. -¿Míralo! Ahí está, detrás del cepillo y la peinilla, ¿lo ves? Tomás asintió.
Cuando la abuela de abajo terminaba de hacer cosas ricas en la cocina y sacaba del horno el pastel que se comerían más tarde con Tomás y su familia, subía y desataba a Tomás de la silla. – Es hora de hacer siesta-decía.
Después de la siesta, la abuela de abajo peinaba el hermoso pelo plateado de la abuela de arriba. Y después peinaba y cepillaba su propio pelo.
-¡Ahora póntelo como la cola de una vaca!- decía Tomás. Lo enroscaba como un cordón y se lo enrollaba sobre la cabeza.
Una vez el hermano mayor de Tomás entró a la habitación, vio a la abuela de arriba con el pelo suelto cayéndole sobre los hombros, y huyó corriendo. –¡Parece una bruja! –dijo. -¡No es verdad!- replicó Tomás-. Ella es linda.
-Es hora de ir a comer un helado-gritaba el abuelo Tom. Y Tomás y su hermano iban con él hasta la heladería. De vez en cuando los acompañaba su padre y el tío Carlos.
Cuando volvía de comer helado, Tomás ayudaba a llevar la bandeja con leche y galletas para la abuelita de arriba. El padre de Tomás filmó a toda la familia una vez. Filmó a la abuela de abajo y a la abuela de arriba, y a Tomás de pie entre las dos.

Una mañana, la madre de Tomás entró en la alcoba donde él dormía, lo tomó en sus brazos y le dijo: -la abuelita de arriba murió anoche. -¿Qué es morirse? – le preguntó Tomás. –Morirse quiere decir que la abuelita de arriba se ha ido y no estará más con nosotros –respondió mamá.
A pesar de que no era domingo, la familia fue a casa del abuelo Tom y la abuela de abajo. Tomás corrió escaleras arriba sin saludar a nadie, y entró en la habitación de la abuela de arriba. La cama estaba vacía……
Tomás se puso a llorar. -¿No va a volver nunca? –le preguntó Tomás a su mamá. –No, chiquitín-contestó en voz baja-. Pero cada vez que pienses en ella, volverá a tu memoria y será como si estuvieras a su lado.
Dese entonces, Tomás llamó a la abuela de abajo simplemente abuelita. Unos días después, Tomás se despertó y miró las estrellas por la ventana de su habitación. De repente, una estrella cayó del cielo. Tomás se levantó y corrió a la habitación de sus padres. –Acabo de ver una estrella que se desprendió del cielo- dijo. – Tal vez era un besito de la abuelita de arriba- respondió su madre.
Pasaron muchos años y Tomás creció. La abuela de abajo envejeció, y pasaba el día en la cama como la abuela de arriba. Y un día, también murió.
Una noche en que Tomás miraba por la ventana de su habitación, vio otra estrella que cayó del cielo. “Ahora ambas son abuelas de arriba,” pensó.

Este libro es una historia real. Aún considero que fue una experiencia maravillosa y un gran privilegio haber conocido no sólo a mis dos abuelas y a un abuelo, sino también a mi bisabuela irlandesa. Los familiares irlandeses (soy mitad irlandés y mitad italiano) vivían muy cerca, por lo tanto los veíamos una vez a la semana, y pasé muchas horas con la abuela de arriba, atado a la silla junto a ella y comiendo mentas. A mis cuatro años de edad, ella era mi mejor amiga.

La edición original del libro inicial, escrito en 1972 y publicado en 1973, fue ilustrado en tres colores, negro, rosado y ocre. No fue fácil volver a ilustrar el libro a todo color. No fue simplemente ponerle color. Mi estilo de diseño ha cambiado sutilmente con el tiempo. Así que, veinticinco años después, lo tomé como si fuera un libro nuevo. Fue muy importante para mí mantener ese sentimiento de nostalgia del libro original, y lo pude lograr con el manejo del color suave. Crear este nuevo libro fue una experiencia emocional igual a como fue entonces.
Aquí está para Honorah O´Rourke Mock y para Alice Mock Downey- La abuelita de arriba y la abuelita de abajo.
T. deP
NH; 1998
Ahora...... reflexione sobre las siguientes preguntas:
¿ De qué manera concibe la muerte un niño de la edad del personaje?
¿ Cómo explicarle a los niños las realidades alrededor de la muerte de nuestro seres queridos?
¿ Qué estrategias serían útiles para el acompañamiento de los pequeños?

FRASES PARA REFLEXIONAR......

  • La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.FRANÇOIS MAURIAC
  • Que tus futuras alegrías no maten mi recuerdo........... pero que mi recuerdo no mate tampoco tus futuras alegrías. FORO DE VIVIR LA PERDIDA
  • El duelo no es un camino fácil pero... sino lo fuera... dejaría de tener sentido toda nuestra existencia. VERÓNIKA
  • Únicamente aquellos que evitan el amor, pueden evitar el dolor del duelo. Lo importante es crecer, a través del duelo, y seguir permaneciendo vulnerables al amor. JOHN BRANTNER
  • Amar al otro es renunciar a poseerlo, incluso muerto; renunciar a que vuelva, descubrir que sigue estando ahí, en un silencio que ya no nos causa pavor, en un desierto que se hace acogedor de lo más valioso que tenemos, lo esencial de lo que permanece cuando ya no se puede nada. JEAN-YVES LELOUP
  • En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele.J. MONTOYA CARRAQUILLA
  • Solo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente. MARCEL PROUST
  • Recordar es el mejor modo de olvidar. SIGMUND FREUD
  • Cuando eres consciente de la muerte, acabas asumiendo tu propia soledad.ROSA REGÁS
  • Amar a alguien, es decirle: no morirás. GABRIEL MARCEL
  • Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos.HELLEN KELLER
  • El amigo que está en silencio con nosotros, en un momento de angustia o incertidumbre, que puede compartir nuestro pesar y desconsuelo... y enfrentar con nosotros la realidad de nuestra impotencia, ése es el amigo que realmente nos quiere. HENRI NOUWEN
  • En medio de este atolladero de angustia encontré la fuerza para luchar y salir adelante. Quizás me di cuenta de que mi esposa no hubiese querido verme así. Algo me hizo arrancar y aferrarme a la vida y al amor. WILLIARD KOHN
  • Aun cuando todavía queden momentos difíciles, cuando llegas a aceptar el dolor encuentras fuerza en ti mismo y puedes mirar al futuro con esperanza. (...)
    El Dios en quien yo creo no nos manda el problema, sino la fuerza para sobrellevarlo.HAROLD S. KUSHNER
  • Nadie puede explicarnos el dolor, su ilimitado alcance ni sus profundidades enigmáticas.
  • Nadie nos puede descubrir el vacío que deja en el mismo centro de nuestro ser, un vacío que nada lo llena. RUTH COUGHLIN
  • Nunca nadie me dijo que el dolor se sentía como se siente el miedo... La misma tensión en el estómago, el mismo desasosiego.C.S. LEWIS (Una pena en observación)
  • "Eres más consciente que antes de lo que es importante y lo que es trivial. Tu ser querido vivió, pero tú todavía estas vivo. ¡Vale la pena esperar al futuro!H. DAVID THOREAU
  • El pesar oculto, como un horno cerrado, quema el corazón hasta reducirlo en cenizas. W. SHAKESPEARE.
  • La muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos. MARIO ROJZMAN
  • Lo que importa no es lo que la vida te hace, sino lo que tú haces con lo que la vida te hace. EDGAR JACKSON
  • Señor, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo y sabiduría para poder diferenciarlas.REINHOLD NIEBUHR
  • Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegríasy mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.MAMERTO MENAPACE
  • Vivir siempre angustiada es producto de grave vanidad. Es soberbia obstinada,ya que toda ansiedad termina donde empieza la humildadGUADALUPE AMOR
  • El que acepta sufrir, sufrirá la mitad de la vida; el que no acepta sufrir, sufrirá durante su vida entera. CONFUCIO
  • El dolor quema mucha superficialidad. OSWALD CHAMBERS

viernes, 8 de agosto de 2008

ANTECEDENTES

En la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Tecnológica de Pereira, en el año 2004, se inicia un movimiento académico tendiente al rescate de conocimientos, actitudes y rituales relacionados can la vida, la muerte y el hecho de morir.
Es precisamente en Agosto de este mismo año que Sary Arango Gaviria, Armando Aricinegas Rincón, Luis Fernando Mejía y Juan Guillermo Murillo, constituidos en junta provisional del grupo de Biotanatología, convocaron a profesionales de la Universidad Tecnológica, Fundación del Área Andina, Universidad Libre, EPS Salud Total, Universidad Católica, para invitarlos a participar en la creación y organización del grupo, idea que tuvo muy buena acogida, conformándose con 14 miembros, que figuran como socios fundadores.
Tristemente vivimos la pérdida de la Doctora Sary Arango Gaviria, valiosa persona por su capacidad de trabajo, sus ejecutorias, su permanente liderazgo queha dejado ennosotros la imagen viva de su recuerdo que nos impulsa a seguir adelante en lapropuesta trazada conentusiasmo y dedicación en grado sumo ejemplificador.

miércoles, 6 de agosto de 2008

SUGERIDOS PARA PROFUNDIZAR

  • ARCINIEGAS RINCÓN ARMANDO, ARANGO GAVIRIA, SARY. Aproximación a la poesía, las coplas, los refranes y las canciones de la muerte. Universidad Tecnológica de Pereira, Facultad de Ciencias de la Salud- Departamento de Medicina Comunitaria- Grupo de Biotanatología. Pereira 2006
  • BAYES RAMON. Psicología del sufrimiento y de la muerte. Editorial Martínez - Roca S.A. Barcelona 2001
  • BERMÚDEZ CARDONA, ELIANA. Recopilaciones sobre las pérdidas y la muerte. Grupo de Biotanatología. Pereira- Risaralda.
  • BOWLBY JOHN. La perdida afectiva tristeza y depresión. Ediciones Paidos. Barcelona. España 1993
  • CORLESS INGE, GERMINO BARBARA B, PITTMAN MARY A. Agonía, muerte y duelo. Un reto para la vida. Editorial Manual Moderno. México 2005
  • MARKHAM URSULA. Cómo afrontar la muerte de un ser querido. Editorial Martínez Roca. Bogotá 1998
  • PINARD, SUZANNE. Del otro lado de las lágrimas. Grijalbo Mondadori. México 1999
  • RAMOS FRANCISCO, SÁNCHEZ CARO JOSÉ M. La muerte: Realidad y misterio. Aula Abierta Salvat- Editores 1986
  • RODRIGUEZ PEPE. Morir es Nada. Como enfrentarse a la muerte y vivir con plenitud. Punto de Lectura. España 2003
  • ROJAS POSADA, SANTIAGO. El manejo del duelo: una propuesta al nuevo Milenio. Grupo Editorial Norma. Bogotá 2005
  • KUBLER-ROSS ELIZABETH. La muerte: Un amanecer. Círculo de Lectores. Bogotá 1997
  • KUBLER -ROSS ELIZABETH. Una Luz Que se Apaga. Editorial Pax México 2001